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9 cosas que aprendimos del Presidente Eyring en el Vaticano

12:20 a.m.


Recientemente, el Presidente Eyring fue invitado, junto a cientos de líderes religiosos del mundo, al Vaticano, donde discutieron temas concernientes a la familia. La participación de nuestro presidente fue especialmente hermosa, y por eso te traemos las 9 cosas que aprendimos (o recordamos) con su discurso:

1. La importancia de la familia se vive día a día

"Yo soy un testigo de la fuerza de la unión de un hombre y una mujer en matrimonio para producir la felicidad para sí mismo y para su familia. La evidencia que ofrezco es personal, sin embargo, confío en que mi discurso pueda desencadenar en sus memorias lo que han visto y se acerque  a una verdad general más allá de la experiencia de una pareja y una familia."

2. Ser soltero es bueno, puedes crecer y hacer muchas cosas (como un doctorado, casual...)

"Cuando yo era un hombre soltero, que vivía solo (...) pensé que era feliz y contento. Yo era un estudiante de doctorado en la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts. Mi trabajo de investigación iba bien, estaba sirviendo a los demás a través de mi iglesia, y encontraba tiempo para jugar al tenis a menudo. "

3. Pero hay cosas aún mejores.

El presidente Eyring recuerda vívidamente el día en que conoció a su esposa, y no dudó en relatar su hermosa experiencia: "(Un) pensamiento vino a mi mente con gran poder: “Si pudiera estar con ella, yo podría llegar a ser todo lo bueno que siempre quise ser.” Le dije al hombre que estaba sentado a mi lado, “¿Ves a esa chica? Daría cualquier cosa para casarme con ella”.
"Nos casamos un año después de la primera vez que la vi"

4. ¡Es posible conservar el encanto del primer día en el matrimonio! 

"Lo más destacable para mí ha sido el cumplimiento de la esperanza que sentí el día que conocí a mi esposa. Me he convertido en una mejor persona mientras la he amado y vivido con ella."

5. ¿Por qué algunos matrimonios producen felicidad, mientras que otros crean infelicidad?

"Hay muchos factores que hacen la diferencia, pero uno se destaca para mí. A menudo Donde hay egoísmo, las diferencias naturales de los hombres y mujeres dividen. Donde hay falta de egoísmo, las diferencias se vuelven complementarias y proporcionan oportunidades para ayudar y moldear el uno al otro."

6. Necesitamos cambiar nuestros intereses naturales por sentimientos profundos y duraderos de la caridad y la benevolencia.

"Con ese cambio, y sólo entonces, la gente será capaz de hacer los sacrificios desinteresados por hora necesarios para un matrimonio feliz y la vida familiar, — y hacerlo con una sonrisa."

7. El cambio necesario está en nuestros corazones, no en nuestras mentes.

"La lógica más persuasiva no será suficiente a menos que ayuda a suavizar los corazones. Por ejemplo, es importante que los hombres y las mujeres sean fieles a su cónyuge y  a su  familia. Pero en el calor de la tentación de traicionar su confianza, sólo sentimientos poderosos de amor y lealtad serán suficientes."

8. Podemos y debemos levantarnos y defender la institución del matrimonio entre un hombre y una mujer.

“No podemos efectuar un cambio de tendencia en un día o un mes o un año. Sin embargo, con bastante esfuerzo, podemos empezar un cambio de tendencia dentro de una generación." -Gordon B. Hinckley

9. El cambio comienza en nuestros hogares, con nuestras familias.

Hoy en día más de un millón de miembros de nuestra Iglesia en los Estados Unidos  reúnen a sus familias cada día para la oración. Cuarenta y un mil (41.000) familias individuales en México leen las escrituras juntas una a tres veces a la semana. Setenta mil (70.000) familias individuales en Brasil se reúnen dos o tres veces al mes para una noche de oración, la adoración, y la lectura de las Escrituras. 
Esos son números pequeños cuando se piensa en los miles de millones de padres y familias que nuestro Padre Celestial observa aquí en la tierra. Pero si esa vinculación de la familia pasa a través de sólo una pocas generaciones, la felicidad y la paz va a crecer de forma exponencial entre la familia en todo el mundo de Dios.
Los Mormones.org
El presidente Eyring terminó con estas palabras: "A medida que trabajamos para construir y animar a los matrimonios fieles, amorosos en los que los hombres y las mujeres se convierten en uno y alimentar a sus familias, el Señor va a multiplicar nuestros esfuerzos. A medida que nos unamos en este trabajo, les prometo progreso hacia ese resultado feliz. En el nombre de Jesucristo, a quien sirvo y cuyo testigo especial soy. Amén."

Sin duda unas palabras poderosas e inspiradoras, no sólo para los miembros mormones, sino para el mundo entero. Si quieres leer la transcripción completa, da clic aquí.

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