Yo sonreí amablemente y respondí, "No, todavía no".

La hermana me miró asombrada, dijo "ah, bueno", rió nerviosa y luego se fue.

Yo tenía aproximadamente 2 meses de casada cuando eso ocurrió y me dejó pensando en cómo muchas veces los miembros de la iglesia, sobre todo las hermanas de la Sociedad de Socorro (perdón, nada contra ustedes), abordan a hermanas recién casadas con preguntas relacionadas con tener hijos, las cuales muchas veces suenan más a "¡ten hijos ya!" en lugar de ser unas inocentes preguntas.

Entiendo que muchos preguntan con mucha naturalidad, pero las preguntas y frases como "¿y para cuándo los hijos?", "¿cuánto llevas de casada, no quieren tener hijos?", o el popular "ya se están tardando"... pueden resultar, además de incómodas, bastante imprudentes.

Me molesta tanto el "¿no quieren?", porque, a menos que la pareja ya haya hablado al respecto abiertamente y hayan dicho, "NO, NO QUEREMOS TENER HIJOS" (a lo cual tampoco  tendrías por qué opinar si no te lo piden ya que no es tu pareja, no es tu vida, gracias bye) entonces no te puedes atrever a preguntar algo como eso. ¿Por qué? Porque tener hijos, cuántos tener y cuándo tenerlos, es asunto de la pareja y de Dios, no del barrio ni de la estaca. Y si no te gusta y te vas a poner de fari, lo siento, el manual me respalda:

"La decisión con respecto a cuántos hijos tener y cuándo tenerlos es extremadamente íntima y privada, y debe quedar entre los cónyuges y el Señor. Los miembros de la Iglesia no deben juzgarse unos a otros en este asunto."

Ahora, ¿por qué hablo de esto como si fuera algo tan malo? Bueno, pues porque muchas veces puede resultar ser un tema delicado para muchas parejas, sobre todo cuando, por diversas razones, no pueden tener hijos, no importa cuánto lo anhelen. Tal vez para ti no sea la gran cosa, pero no sabes cuánto está sufriendo la pareja por eso y muchas veces los curiosos imprudentes solo terminan siendo la sal en la herida.

Siento que los miembros de la iglesia muchas veces se sienten con la libertad de ser imprudentes en esa clase de temas solo por el hecho de ser hermanos en la fe y olvidan que cada quién tiene una vida aparte, con problemas y situaciones que ellos no conocen.

Recuerden, el hecho de ser todos de la misma fe no nos da derecho a opinar acerca de la vida de alguien más, sea por curiosidad, mal juicio o simplemente "queriendo ayudar".

Para terminar, aquí les dejo una corta lista de preguntas que suelen circular en la iglesia y que en realidad no son asuntos públicos.

¡No te vayas sin compartir un poquito de sentido común!